Siete niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual cada día

La violencia sexual en la niñez es una grave problemática que debe ser atendida de manera integral desde diferentes instancias del Estado en el ámbito educativo, de salud, judicial y cultural, tomando en cuenta la dimensión y múltiples afectaciones hacia las víctimas, especialmente si son niñas y adolescentes.Estas vulneraciones contra los derechos e integridad de niñas y adolescentes han sido una constante en comunidades del país, como puede verse en el cuadro adjunto que resume los hechos de violencia recogidos por la Policía Nacional Civil en el periodo 2010- abril 2017, principalmente violaciones y agresiones sexuales además del estupro.

Vulneraciones a la integridad sexual en las comunidades

 De enero a diciembre 2016, las Juntas de Protección de la Niñez y de la Adolescencia recibieron 13,011 casos por presuntas amenazas o vulneraciones a derechos, de los cuales 2,955 casos se relacionan a de niñez y adolescencia afectada en su integridad sexual. La mayor cantidad de víctimas se registra en los departamentos de Santa Ana y San Salvador.

En el mismo periodo, las Juntas de Protección reportan 3,028 niños y niñas afectadas, el 81.67% adolescentes del sexo femenino, 10.50% de niñas, un 3.93% de niños y el 1.42% de adolescentes masculinos.

Se señala que en el pasado los métodos para combatir la violencia sexual se han centrado en gran medida en el sistema de justicia penal, pero se reitera la necesidad de un enfoque integral que aborde los múltiples factores de riesgo en la violencia sexual que interactúan a nivel individual, relacional, comunitario y social. Por consiguiente, se requiere la cooperación de diversos sectores para erradicarla. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reitera que el enfoque de salud pública busca hacer extensiva la atención y la seguridad a toda la población y pone énfasis principalmente en la prevención, velando al mismo tiempo porque las víctimas de violencia tengan acceso a servicios y apoyo apropiados.

Todas las iniciativas de abordaje deberían incluir estrategias de movilización comunitaria para promover cambios en las normas y comportamientos de género y esfuerzos comunitarios encaminados a mejorar la situación social y económica de la mujeres y las niñas.

La Organización Mundial de la Salud reseña que en el pasado, algunas intervenciones orientadas a prevenir la violencia sexual contra la niñez ha incluido el registro de los agresores sexuales locales y la notificación a las comunidades al respecto, restricciones de residencia para los agresores sexuales (por ejemplo, prohibición de vivir cerca de escuelas) y la vigilancia electrónica de los agresores sexuales. Sin embargo, estas han sido ineficaces para prevenir los delitos sexuales o proteger a la niñez, ya que algunas veces se basan en mitos y no en evidencias acerca de la violencia y la coacción sexuales. Otras intervenciones encaminadas a prevenir la violencia sexual o la violencia contra las niñas y las mujeres en general están diseñadas para llevarse a cabo en escuelas, instituciones de educación superior y universidades. Si bien las intervenciones orientadas a los jóvenes en las escuelas son vitales, hay otros posibles puntos de intervención, como los hogares; por ejemplo, se ha demostrado que los programas de visitas domiciliarias prenatales y posnatales reducen los riesgos de maltrato y descuido físico y psicológico para la niñez. Estas formas de maltrato son conocidos factores de riesgo de perpetración de violencia sexual y de victimización en etapas posteriores de la vida. Los entornos y servicios de atención de salud son también potenciales puntos de acceso para la prevención de la violencia sexual, en particular al abordar la crianza y el maltrato de los hijos e hijas y el consumo indebido de alcohol.                                 

(http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/98821/1/WHO_RHR_12.37_spa.pdf?ua=1).