De acuerdo a los datos de la PNC, en el primer semestre de 2016, recibió 364 denuncias de violencia sexual en niñez y adolescencia, especialmente del sexo femenino; esta cifra presenta una disminución de 45 casos, con respecto a los 409 conocidos en el periodo de 2015. La Libertad, San Miguel, San Salvador y Usulután, concentra el 46% de la totalidad de hechos conocidos por la PNC.
Adicionalmente, se conoció de 333 casos de estupro, incluyendo dos menores de edad, reportados en el departamento de Cabañas. Este departamento junto a La Unión, concentra casi el 50% de la totalidad de hechos denunciados en este delito. Se suma también 159 mujeres mayores de 18 años, víctimas de violaciones, especialmente mujeres jóvenes.
Los altos niveles de violencia sexual contra niñez en el país, demuestra la vulnerabilidad de esta población a sufrir diversas manifestaciones de este tipo de violencia, debido a múltiples factores, por ejemplo, el sexismo que coloca a las niñas y adolescentes como objetos sexuales y víctimas de abusos en sus hogares, comunidades y hasta en centros educativos; sumado a la impunidad en estos hechos.
Por ello, la UNICEF reitera que la violencia sexual contra las niñas, niños y adolescentes, es una grave violación de sus derechos; pero es una realidad en todos los países y grupos sociales. Toma la forma de abuso sexual, acoso, violación o explotación sexual en la prostitución o la pornografía. Puede ocurrir en los hogares, instituciones, escuelas, lugares de trabajo, en las instalaciones dedicadas al viaje y al turismo, dentro de las comunidades, en contextos de desarrollo y de emergencia .
De igual manera, señala como los teléfonos móviles e Internet también ponen en riesgo a la niñez de violencia sexual, ya que algunos adultos utilizan Internet para buscar relaciones sexuales con niñas, niños y adolescentes. También hay un aumento en el número y la circulación de imágenes donde se producen actos de abuso contra la niñez. Los propios niños también envían entre sí mensajes o imágenes de contenido sexual en sus teléfonos móviles, los llamados “sexting”, lo que les coloca en peligro de sufrir otro tipo de abuso