Las estadísticas del Instituto de Medicina Legal indican que en los dos últimos años, se han cometido en el país 496 feminicidios contra niñas, adolescentes y mujeres jóvenes menores de 29 años. Las cifras indican un leve descenso en 2016, cuando ocurrieron 238, en comparación con 258, registrados en 2015. En términos porcentuales, alrededor del 45% del total de muertes violentas son contra mujeres menores de 29 años.
A estos hechos violentos, deben sumarse suicidios y muertes maternas, donde nuevamente figuran niñas, adolescentes y jóvenes entre las víctimas más numerosas, según detalla el Informe sobre Hechos de Violencia contra las Mujeres, El Salvador, 2016, publicado por el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. Agrega que en general son mujeres en edades productivas y reproductivas. El grupo de edad comprendido entre los 11 y 19 años concentra el 42.59% del total de suicidios, incluyendo 11 niñas de 10 a 14 años, y 35 de 15 a 19. Aproximadamente 6 de cada 10 mujeres que se quitaron la vida en el año 2015, tenían menos de 24 años como muestra la siguiente gráfica tomada del informe.
Suicidios de mujeres por grupos de edad, El Salvador, año 2015.
El 68.52% de los suicidios ocurrieron por intoxicación o ingerir veneno; mientras que el 28.70% por ahorcamiento. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que estas muertes son prevenibles, por tanto, es una necesidad profundizar las causas que llevaron a estas mujeres a quitarse la vida. los tres departamentos con mayor cantidad de suicidios son San Salvador, Santa Ana y San Miguel, estos concentran aproximadamente la mitad (51.85%) de los suicidios de mujeres cometidos a nivel nacional (p.68).
Otro hecho que menciona el documento son las muertes maternas, en el que se registran 3 niñas de 10 a 14 años que murieron por causas asociadas al embarazo o al parto, y 14 adolescentes de 15 a 19 años, estos números representan el 28.33% del total. La siguiente gráfica tomada del informe muestra que el 65% de las muertes maternas ocurrieron en mujeres adolescentes y jóvenes menores de 29 años. Además, el Ministerio de Salud registra un 13.33% de muertes maternas que se debieron a suicidios por envenenamiento, así como un 6.67% causadas por homicidios cometidos por armas de fuego, pero no se especifica la edad
Muertes maternas por grupos de edad. El Salvador, 2015
La violencia contra las niñas y adolescentes obedece en la mayoría de casos a violencia contra las mujeres por razones de género y otras causas secundarias como crimen organizado, delincuencia común, entre otras. La violencia contra las mujeres conlleva costos económicos directos e indirectos, además que provoca graves secuelas en el bienestar de la población femenina.
El estudio del BID titulado “Los costos del crimen y de la violencia “Nueva evidencia y hallazgos en América Latina y el Caribe”, indica que las altas cifras de violencia contra las mujeres son un grave problema que genera costos directos públicos y sociales. Los primeros en seguridad, como la policía, el sistema de salud, la atención a las víctimas, el sistema judicial, entre otros gastos. Los costos sociales son la pérdida de vidas y la disminución de la calidad de vida debido a la violación y otros delitos violen¬tos; resultados en términos de salud para las mujeres y los niños cuando viven en un ambiente de violencia do¬méstica; y un aumento de la probabilidad de que las mujeres induzcan un aborto, desarrollen depresión u otra enfermedad mental o contraigan enfermedades de transmisión sexual. También impactos inter¬generacionales que afectan el desarrollo de las gene¬raciones futuras, además de impedir que las mujeres realicen su potencial. Afecta el com¬portamiento de las mujeres de manera que les impide lograr la igualdad de género en muchos aspectos de la vida. Asimismo, afecta la negociación intrafamiliar y el equilibrio de poder, impidiendo a veces que las mujeres participen en el mercado de trabajo y espacios públicos. El miedo a la victimización obliga a las mujeres a tomar otras rutas, a evitar ciertos lugares, y esto conduce a costosos cambios conductuales que impiden que las mujeres vivan libremente, incluyendo por supuesto a las niñas y adolescentes.